martes, 12 de mayo de 2009

Meditaciones Metafísicas II

Meditaciones Diurnas

por Ariel van Ruysbroeck


La claridad difumina el espacio lleno de sopor. El calor es ligeramente soportable. Es dable a los ojos del alma la plena calma. El silencio que se ha producido tiene un contenido de equilibrio dinámico. Lo que ha sido fue asido. Lo que molesta es lo asiduo, es lo que se contesta. Y, se transforma en protesta. Cuesta aceptar esta fría realidad. Pero, para hablar de realidad no es suficientemente el mero hecho de nombrarla; sino de explicitarla de argumentarla, y por último de vivenciarla. De lo contrario sería una charla fantásticamente irreal, ideal. Cabal acontecer de este nuevo día. Nuevo lo es siempre.
Quería escribir un hermoso cuento. Peor, el cuenco de donde tomo el agua fresca se ha roto. La gresca que traen las hojas agitadas por la cascada, rasgada ha dejado mi alma. Y, entre los entresijos se pueden observar los pasillos que van componiendo la descripción de un algo que se esté conformando idealmente, platónicamente. Realmente es un buen ejercicio no comenzar directamente por el inicio. El oficio del escritor, es seguir escribiendo, sabiendo, comprendiendo que los resultados a los que se arribe sobre lo que se escribe, son factibles que den la vuelta hasta lo originariamente incomprensible. Sublime es la intención, como quien quisiera escribir una canción. Ella debe tener armonía, melodía y mediodía. Calidez meridiana. Candidez hermana.


Dado en Florida Este el año 2008.-

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